¿será cierto que HTML5 es el futuro de la web?
HTML5 es la quinta versión del lenguaje de marcado HTML (HyperText Markup Language), usado para definir la estructura y el contenido de una página web. Todavía se encuentra en fase experimental y sólo algunos navegadores modernos lo interpretan (Firefox, Chrome, Internet explorer 9, Opera ...). Dicho así parece simple, pero HTML5 va más allá que sus predecesores, pues cuando nos referimos a HTML5 no nos referimos únicamente al lenguaje de marcado, sino a un conjunto de tecnologías (HTML, CSS3, javascript), que nos permiten crear webs con efectos espectaculares, mejor indexadas por los búscadores y con muchas más características antes impensables sin recurrir a herramientas externas poco accesibles como flash.
Y, ¿cómo se presenta el futuro de la web gracias a estas nuevas tecnologías?. Pues en principio suena apasionante, animaciones que mejorarán la presentación de nuestros contenidos, aumento de usabilidad gracias a herramientas como las bases de datos internas del navegador, que nos permitirán trabajar con nuestras aplicaciones web incluso sin tener una conexión a internet, y otras muchas características, que, con el tiempo, las sabremos aprovechar de distintas formas novedosas. El límite lo pondremos los desarrolladores de aplicaciones web.
Pero no es oro todo lo que reluce. La experiencia nos demuestra que la adaptación a las nuevas tecnologías en la web es lenta y tediosa. Las compañías desarrolladoras del software necesario para poder hacer uso de estas tecnologías (navegadores), no siempre avanzan al ritmo que todos esperamos, ni juegan limpio en este aspecto, centrándose en acaparar mercado en lugar de promover y respetar estándares, y actualizarse para que los usuarios dispongan de las últimas novedades. Todavía hay un porcentaje elevado de usuarios que utilizan navegadores como internet explorer 6 o 7, que están anticuados, son lentos, poco seguros y no respetan los estándares. Pero el usuario final no tiene por qué tener conocimientos técnicos para saber que si una página se ve mal en su navegador, no es porque la página contenga errores, sino porque es moderna y respeta los estándares, cosa que su navegador no hace. Y algunas compañías tampoco gastan recursos en advertirlos y animarlos a actualizar nuestro software. De todas formas, gracias a redes sociales y aplicaciones web usadas por multitud de gente, que deciden advertir a los usuarios que sus aplicaciones no funcionan en navegadores antiguos, esta situación podría mejorar con respecto al pasado y en un futuro cercano podremos empezar a ver las primeras aplicaciones web que aprovechen al máximo esta tecnología.
Y, ¿cómo se presenta el futuro de la web gracias a estas nuevas tecnologías?. Pues en principio suena apasionante, animaciones que mejorarán la presentación de nuestros contenidos, aumento de usabilidad gracias a herramientas como las bases de datos internas del navegador, que nos permitirán trabajar con nuestras aplicaciones web incluso sin tener una conexión a internet, y otras muchas características, que, con el tiempo, las sabremos aprovechar de distintas formas novedosas. El límite lo pondremos los desarrolladores de aplicaciones web.
Pero no es oro todo lo que reluce. La experiencia nos demuestra que la adaptación a las nuevas tecnologías en la web es lenta y tediosa. Las compañías desarrolladoras del software necesario para poder hacer uso de estas tecnologías (navegadores), no siempre avanzan al ritmo que todos esperamos, ni juegan limpio en este aspecto, centrándose en acaparar mercado en lugar de promover y respetar estándares, y actualizarse para que los usuarios dispongan de las últimas novedades. Todavía hay un porcentaje elevado de usuarios que utilizan navegadores como internet explorer 6 o 7, que están anticuados, son lentos, poco seguros y no respetan los estándares. Pero el usuario final no tiene por qué tener conocimientos técnicos para saber que si una página se ve mal en su navegador, no es porque la página contenga errores, sino porque es moderna y respeta los estándares, cosa que su navegador no hace. Y algunas compañías tampoco gastan recursos en advertirlos y animarlos a actualizar nuestro software. De todas formas, gracias a redes sociales y aplicaciones web usadas por multitud de gente, que deciden advertir a los usuarios que sus aplicaciones no funcionan en navegadores antiguos, esta situación podría mejorar con respecto al pasado y en un futuro cercano podremos empezar a ver las primeras aplicaciones web que aprovechen al máximo esta tecnología.