¿Rediseñar una web de cero o remodelar de base?

¿Rediseñar una web de cero o remodelar de base?

Cuando nos planteamos la idea de dar un nuevo aire al site de nuestra empresa, a veces nos parece más sencillo enamorarse de ciertas ideas nuevas que acudir a la raíz del problema y solucionarlo.

Cuando se crea una web o app nueva lo primero que se tiene que tener en cuenta es que ésta tiene un gran coste a todos los niveles, ya que además de la necesidad de juntar un equipo capaz de llevar a cabo dicho proyecto, también hay que invertir en un grupo local que se encargue de diseñarlo, nuevos servicios digitales para mantenerlo después del lanzamiento, sin olvidarnos del coste de reputación que supone para los responsables. Y a menudo, al finalizar el proyecto es cuando los clientes se percatan de que estos costes no compensan tanto como creían originalmente, puesto que no siempre las necesidades de la empresa se ven realmente satisfechas. Por qué? Pues sencillamente porque cuando una persona dice que lo que hace falta es un rediseño completo, lo primero que debería preguntarse es si realmente es necesario.

Para comenzar, cuando surge la duda de si crear una web nueva o mejorar la existente, lo primero es observar a los usuarios, al público objetivo, para aprender qué necesitan y porqué. Después es vital plantearse si de verdad nuestra empresa es la primera en intentarlo, y si es así, si lo que buscamos ofrecer es realmente necesario, o si por contra ya hay otros competidores que hacen lo mismo que planteamos y que además ya están satisfaciendo dichas necesidades desde un mejor punto de partida o con un posicionamiento más adecuado.

Quizá, tras esta reflexión nos daríamos cuenta de que, a lo mejor, la solución no pasa por centrarnos en ofrecer dicho servicio nosotros, sino en guiar a los usuarios hacia los sitios ya existentes, facilitándoles la búsqueda. Es más, a menudo es también buena idea de negocio producir contenido para ellos, o incluso co-crear un micrositio o pagar para anunciar su site. Todas ellas, son opciones igualmente válidas y, a veces, más acertadas que la idea de construirlo todo nosotros desde cero.

Antes de tomar una decisión de este calibre es importante preguntarse si como empresa eres la más adecuada para este proyecto, si estás mejor posicionada, si la potencial audiencia que implica todo ello es una prioridad, si cumplir esa necesidad nos ayudará a lograr objetivos, si la compañía está legal o políticamente obligada a buscar que ese servicio se satisfaga, y, sobre todo, si hay otros que ya están mejor posicionados.

La realidad de los proyectos digitales es que, a menudo, empiezan siempre como una mera idea. Una idea que aparentemente parece muy atractiva, pero que luego se puede terminar convirtiendo en un dolor de cabeza más.

¿La razón? La lógica que siguen los empresarios. Piensan que como tienen contenido anticuado por falta de tiempo para actualizarlo, si realizan la página desde cero con un nuevo CMS van a solucionar todos sus problemas. Y, en realidad, no reparan en que su nueva web seguirá estando desactualizada porque el problema de base no ha desaparecido. A menudo acudimos a nuevos proyectos digitales para no lidiar con problemas ya existentes. Pero hay maneras de mejorar lo que ya tenemos antes de pensar en un rediseño completo.

Por ejemplo, algunas ideas interesantes para mejorar lo que ya tenemos son las siguientes:

  • Se pueden realizar tests de la web actual y hacer cambios rápidos de aquello que vaya surgiendo.
  • Archivar contenido pobre, pasado o impopular.
  • Facilitar al usuario la búsqueda de información útil y relevante.
  • Reordenar y reetiquetar menús de navegación para que tengan más sentido
  • Refrescar el contenido existente.

Es decir, a lo mejor deberíamos mejorar la tecnología que ya tenemos antes de volvernos locos con ideas rompedoras e innovadoras, que luego se van a quedar igualmente estancadas por problemas de base.

Algunos consejos para revisar y analizar el estado de la web antes de tomar una decisión definitiva son:

  • Revisar la guía técnica, para saber lo que puedes y no puedes hacer con el sistema que ya tienes (a veces no se utilizan sus funciones al máximo o se desconocen tareas que en realidad ya se pueden realizar con lo que existe).
  • Echar un ojo al rendimiento de la web.
  • Hacer sesiones de test para aprender a utilizar mejor las herramientas disponibles.
  • Crear y compartir plantillas de práctica, borradores, etc.
  • Ver lo que la competencia está haciendo con las mismas herramientas que tú posees.
  • Y, por supuesto, crear una buena relación con el vendedor y sugerirle mejoras.  

 

Para más información sobre Diseño Web o si estás interesado en nuestros servicios, visita nuestra página de Imaginanet.

Comentarios

Sin comentarios
Ha habido un error en el envío
Comentario enviado. Será revisado por la moderación antes de ser publicado.

Deja tu comentario

Tu nombre:
Tu email:
Tu comentario: